Desde que tengo uso de razón me encanta bailar, sola, acompañada, haciendo una coreografía, como sea. El baile me transporta, me conecta, me hace vibrar.
Así que desde pequeña me gusta ir a fiestas por el simple placer de poder bailar. A lo largo de mi vida se ha convertido en un compañero con el que he celebrado la vida, superado tristezas, limpiado emociones.
Ya llevo más de un año y medio sin salir a bailar debido a las restricciones y los cierres, pero eso no ha impedido que se acabe mi felicidad por bailar, ahora bailo libremente por mi casa con música, sin música, con la música que sale de mi alma. Entonces me di cuenta que antes cuando no podía salir a bailar me sentía mal y ahora sé que no dependo de ir a un lugar para poder hacerlo, que esa chispa de felicidad no necesita de un factor externo, simplemente siempre ha estado y estará dentro de mí. Sigan disfrutando de hacer lo que les apasiona sin excusas ni pretextos, vivan la vida a su manera y con la certeza de que la felicidad está dentro de ustedes.
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