Los salmones nadan en contra de la corriente cuando les llega el periodo de reproducción. Una de las canciones de Calamaro se llama El Salmón y en una parte dice:
"Siempre seguí la misma dirección
la difícil la que usa el salmón..."
Durante muchos años me identificaba con esa parte de la canción, sentía que era como un salmón que nadaba contracorriente. No sé si a ustedes les pasaba que si todos se iban por un camino, ustedes decidían ir por otro y se podía percibir que la vida de los demás eran más simple y sencilla.
Siempre había pensado que nadar contracorriente era sinónimo de fuerza, valentía y coraje, aunque también parecía ser algo forzado, duro y luchado. Como un constante esfuerzo que no te permite ver la meta.
Con el tiempo me he dado cuenta que esa vida simple y sencilla de los demás tampoco era así, que nos habían enseñado a buscar una estabilidad que no es sana porque la vida está llena de matices y contrastes, de aprendizajes, de retos y logros, de inspiración, de servicio.
Claro es que antes me comparaba, lo que no es sano, ahora entiendo que cada uno vive sus procesos de una forma diferente y que lo que escogemos nos lleva a vivir lecciones que enriquecen nuestro ser. Sencillamente somos personas que a través de las decisiones y acciones que realizamos vamos labrando nuestro camino y vamos fluyendo a nuestro ritmo porque no hay solo un camino correcto, no estamos nadando en contra de la corriente, solo estamos fluyendo a nuestro estilo, a nuestra manera.
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