Muchas nos sentimos confiados en nuestra juventud, en que nuestro cuerpo y nuestra mente están funcionando bien. Entonces no le prestamos la atención necesaria a un cuidado preventivo para disfrutar nuestra vida en bienestar y equilibrio, preparándonos también para el futuro.
En estos últimos días he visitado varias veces a un familiar al que le han realizado una operación. Me sorprende ver la gran cantidad de gente que está siendo atendida allí. No conozco el motivo de todos los que están hospitalizados, también entiendo que se pueden presentar accidentes, que hay personas con enfermedades huérfanas o que nacieron en condiciones de salud que las obliga constantemente estar en un hospital. Aunque también me pregunto, ¿Cuántas personas que están hoy allí pudieron prevenirlo con una mejor atención a su salud?
Hacernos responsables de nosotros mismos es fundamental para poder transitar por este planeta. Así que lo primero que debemos tener claro es que para vivir en armonía y bienestar debemos mantener en equilibrio nuestros cuerpos: físico, mental, emocional, energético y espiritual.
Sé que no es tan fácil como escribirlo y leerlo. Hacerlo conlleva un compromiso profundo de amor con uno mismo. En un mundo que demanda tanta inmediatez, donde todo va tan rápido, a veces no nos deja un espacio para la reflexión y el autocuidado. Tal vez no nos damos en ese tiempo por estar pensado primero en los demás, aunque pensar en los demás es importante, no nos podemos dejar en segundo lugar debemos estar bien y sanos para poder ayudarlos. Otras veces le damos prioridad al trabajo y nos olvidamos de nosotros mismos para poder cumplir con nuestras labores.
Darnos cuenta que debemos pensar en nuestro cuidado, en nuestro bienestar para poder desarrollar todo lo que queremos hacer, para dar el buen apoyo que queremos brindar, es un importante primer paso.