Muchas veces habrán escuchado o leído que hay situaciones que podemos cambiar y que hay otras que no, pero si las vemos desde otra perspectiva, las podemos transformar. Aunque se lee sencillo, es algo que lleva tiempo, determinación, paciencia, conciencia, práctica y amor.
Les pongo un ejemplo muy sencillo. Hace muchos años empecé a ayudar con las labores domésticas de la casa, como somos un equipo cada uno de los que vivimos aquí tiene algo determinado que hacer. Yo soy la encargada de limpiar los baños y aspirar. Cuando comencé a colaborar me daba muchísima pereza, el día que lo debía hacer me levantaba aburrida y terminaba muy cansada, el tiempos se me hacía eterno. A partir de unos talleres de agradecimiento y energía aprendí que todo es energía que vibra de diferentes formas, entonces me di cuenta que mi hogar también tiene su propia energía y que debía agradecerle por ser un espacio donde puedo vivir.
Con el transcurso del tiempo, me di cuenta que más que una tarea tediosa, era una forma de honrar y agradecer el espacio en donde vivo. A partir de ahí, empecé a hacer mis tareas desde el amor y el agradecimiento, no sentía pereza de hacerlas, no terminaba tan agotada y entendiendo el para qué lo hago, parto desde un lugar de conciencia que me permitió cambiar sutilmente la perspectiva de algo tan sencillo. Es así como siempre aconsejan que más que preguntarnos por qué, debemos preguntarnos para qué.
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